lunes, 23 de noviembre de 2015

Propuesta de solución para EL CÁNCER DE LA GILIPOLLEZ




El cáncer de la gilipollez

          Hace poco, en el correo del lector de un suplemento semanal que no era éste -aunque aquí podamos ser tan gilipollas como en cualquier otro sitio-, a un columnista de allí, Javier Cercas, lo ponían de vuelta y media porque, en el contexto de la frase «el nacionalismo ha sido el cáncer de Europa», usaba de modo peyorativo, según el comunicante, la palabra cáncer. Y eso era enviar «un desolador mensaje» e insultar a los enfermos que «cada día luchan con la esperanza de ganar la batalla». Y, bueno. Uno puede comprender que, bajo efectos del dolor propio o cercano, alguien escriba una carta al director con eso dentro. Asumamos, al menos, el asunto en su fase de opinión individual. El lector no cree que deba usarse la palabra, y lo dice. El problema es que no se limita a expresar su opinión, sino que además pide al pobre Cercas «que no vuelva a usar la palabra cáncer en esos términos». O sea, lo coacciona. Limita su panoplia expresiva. Su lenguaje. Lo pone ante la alternativa pública de plegarse a la exigencia, o -eso viene implícito- sufrir las consecuencias de ser considerado insensible, despectivo incluso, con quienes sufren ese mal. Lo chantajea en nombre de una nueva vuelta de tuerca de lo política y socialmente correcto.
            Pero la cosa no acaba ahí. Porque en el mentado suplemento dominical, un redactor o jefe de sección, en vez de leer esa carta con mucho respeto y luego tirarla a la papelera, decide publicarla. Darle difusión. Y así, lo que era una simple gilipollez privada, fruto del natural dolor de un particular más o menos afectado por la cosa, pasa a convertirse en argumento público gracias a un segundo tonto del culo participante en la cadena infernal. Se convierte, de ese modo, en materia argumental para -ahí pasamos ya al tercer escalón- los innumerables cantamañanas a los que se les hace el ojete agua de regaliz con estas cosas. Tomándoselas en serio, o haciendo como que se las toman. Y una vez puesta a rodar la demagógica bola, calculen ustedes qué columnistas, periodistas, escritores o lo que sea, van a atreverse en el futuro a utilizar la palabra cáncer como argumento expresivo sin cogérsela cuidosamente con papel de fumar,,[….] Sin contar los miles de demandantes que podrían protestar, con pleno derecho y libro de familia en mano, cada vez que en España utilizamos la expresión hijos de puta.
                                                                                                                  Pérez Reverte

                                                                                        
Tema y resumen (2 puntos)

 Clasifique el texto, de manera justificada, según la tipología textual, el ámbito de uso y el género textual, argumentando la clasificación con, al menos, dos razones diferentes. (1 punto).

Comentario personal de 30 líneas como mínimo sobre “El lector lo chantajea en nombre de una nueva vuelta de tuerca de lo política y socialmente correcto”, argumentando a favor o en contra utilizando la expresión lingüística adecuada, con coherencia y cohesión, riqueza léxica, variedad sintáctica y corrección ortográfica (3 puntos).

Explique el significado de estas palabras o expresiones en su contexto: libro de familia, peyorativo, mentado, demagógica, panoplia expresiva,. (1 punto)
La deixis situacional. (1 punto)



                                                    RESPUESTAS

Tema: 
-La intolerable censura al uso metafóricamente peyorativo  de las palabras
-Crítica al uso metafóricamente peyorativo de la palabra cáncer.
-Crítica a la imposición del lenguaje políticamente correcto


Resumen: Un lector se queja al director de un periódico del uso peyorativamente metafórico  de la palabra “cáncer” por parte de un columnista. Una opinión personal que debería haber quedado en mera anécdota se puede convertir en seria polémica al publicarse y llegar a coaccionar a los articulistas.  Es un despropósito querer censurar las metáforas habituales.


Clasifique el texto, de manera justificada, según la tipología textual, el ámbito de uso y el género textual, argumentando la clasificación con, al menos, dos razones diferentes.
               No hay más que ver las primeras referencias a un pasado reciente (hace poco), encontrarse con un asunto periodístico y comprobar que está firmado por Pérez Reverte, un consagrado escritor y colaborador de la revista XL SEMANAL para incluir este texto dentro del ámbito periodístico.
               Defiende su autor una tesis clara (no se pueden censurar las metáforas lexicalizadas). Se vale de un ejemplo concreto (la censura a Javier Cercas) y se llega a la conclusiones final (la tesis). Un texto de estructura típicamente inductiva.  Dentro de él hay una parte narrativa ceñida a contar la anécdota y, en menor medida, una parte expositiva.   Por tanto, lo clasificaremos de narrativo-argumentativo-expositivo.
               Dentro de los géneros, podemos decir que es abiertamente subjetivo y polémico, por lo cual nos resulta fácil encasillarlo dentro de los de opinión, más concretamente un artículo de opinión o columna. El tono coloquial y llamativamente vulgar en bastantes ocasiones (hijos de puta), impropio de otras secciones del periódico; la alusión a los lectores (calculen ustedes); los esfuerzos por convencer (Pero la cosa no acaba ahí) y el uso del plural sociativo (asumamos) son, entre otras, las pistas que nos permiten clasificar así el texto.
               En él se persigue convencer a los lectores (función apelativa) y manifestar la tajante condena de su autor (función expresiva). El registro es estándar (no hay dialectalismos ni localismos) y formal (corrección estructural, gramatical y ortográfica), si obviamos la concentración de coloquialismos y vulgarismos voluntariamente puestos por su autor como manifestación del estilo faltón que lo caracteriza: una pose literaria más que un texto vulgar   


Comentario personal

               Lo social y políticamente correcto es un concepto muy prodigado en nuestro discurso social. Está de moda en una sociedad que no busca confrontación y hace gala de buenos modales. En principio es aceptable si las formas no se apoderan del contenido y llegan a enmascarar la realidad. Las metáforas son plásticas y ayudan a percibir la realidad de modo más vivo. Tenemos derecho a vivir literariamente siempre que no pretendamos ocultar la realidad
               El problema  no es de las palabras: es de la gente, la sociedad. Hay realidades que nos atemorizan, la muerte y la enfermedad se encuentra entre ellas. La clave está en que, frecuentemente,  por no mentar la realidad fea, ingrata  o temible preferimos tamizarla con el tabú, creyendo, con ello, haber neutralizado lo que nos inquieta.  Las metáforas lexicalizadas se sirven de estos tabús sin mayores preocupaciones porque aluden indirectamente a otra realidad y abren el camino a la imaginación. Pretender censurar esta posibilidad significa acabar con la libertad del hombre.
               Es verdad que, en algún caso, una metáfora puede ser peyorativa especialmente si, en el  cambio, el referente pasa de persona a cosa o a animal, que no es el caso. Es verdad que alguna metáfora, de tan usada, puede llegar a no decir nada, pero en concreto, la que se nos plantea como polémica, en nada rebaja la dignidad de la persona que sufre un cáncer; sino que pone en entredicho y subraya un cierto modo de proceder perverso y dañino de la propia enfermedad no del enfermo. Nada más.
               En definitiva, lo que queremos defender es el derecho a la libertad de expresión y manifestar nuestra total disconformidad con aquellos que pretenden ver fantasmas que solo existen en sus cabezas. Sin estas metáforas de uso generalizado  arruinaríamos la imaginación, la cultura y, seguramente, la parte más sugestiva de la lengua.



El registro

     El registro es una formula compleja que elige el hablante para comunicarse con  su interlocutor teniendo en cuenta la situación, el contexto, la intención , la relación social que media entre los dos, el interlocutor , etc. En este caso la comunicación se plantea entre el autor y los lectores de un medio de comunicación como es la prensa con el ánimo de entretener y convencerlos. Se le exige el registro estándar o medio, en el cual hay una planificación y un sometimiento a las reglas ortográficas, a la presentación, al espacio limitado y a una cierta estructura para desarrollar un texto argumentativo. No hay que olvidar que estos textos hacen un planteamiento dialogizante de las cuestiones. En estas circunstancias está permitido, para atraer a los lectores, que el registro culto conviva con cierto registro coloquial, de  los cuales encontramos los siguientes rasgos concretos:

   -A nivel léxico  encontramos coexistiendo el léxico culto en palabras como peyorativo , demagógico, implícito  con palabras coloquiales como cantamañanas y  tonto del culo.  También el uso de palabras baúl: y eso  (5), eso viene implícito (15), la  cosa no acaba ahí (16), afectado por la cosa (19)
   -A nivel sintáctico encontramos una sintaxis compleja como la oración del primer párrafo que ocupa 4 líneas y media, propia del registro culto contrastando con las oraciones unimembres y simples (su lenguaje, darle difusión, pero la cosa no acaba ahí), propias del registro coloquial. El abuso de nexos coordinantes simples (y, bueno, Y así, y lo dice) reflejo también de la improvisación coloquial.
   -A nivel morfológico encontramos el uso del plural inclusivo (asumamos, utilizamos, etc.) y, en cambio, el tratamiento de respeto a los lectores (calculen ustedes), que choca con el tono familiar de tantas expresiones. Por contra el autor aparece bajo forma coloquial: "uno puede".
   -A nivel fonológico es cierto que predomina la entonación enunciativa pero se encuentran dos oraciones exhortativas (Asumamos, calculen ustedes)
   -A nivel ortográfico y textual este cumple con las exigencias formales de corrección, como tiene que ser en un texto formal en los medios de comunicación, y de adecuación, coherencia y cohesión.

         Por último, lo que más nos llama la atención de este texto es el recurso abundante a los vulgarismos, de difícil explicación en un texto periodístico.

Tenemos que decir que Pérez Reverte manifiesta especial inclinación por las palabras malsonantes como hijos de puta, gilipollez y expresiones coloquiales como se le hace el ojete agua de regaliz que son de difícil aceptación por los lectores. Hay que verlo como una pose, un estilo particular  que busca escandalizar a los lectores antes que ver vulgarismos propiamente dichos.

Modalización

 Es la expresión de la subjetividad del texto, la cual se manifiesta de la siguiente manera:

metáforas: cadena infernal (21), panoplia expresiva (13)
sustantivos valorativos: cantamañanas
adjetivos valorativos:  demagógica bola (26), pobre Cercas (10), insensible,                        despectivo, simple gilipollez, etc.
verbos valorativos: chantajea, coacciona (14,11)
plural inclusivo: podamos ser (82), utilizamos (29)
Referencia al yo con la fórmula "uno puede" (7)
focalización con comillas. "un desolador mensaje"
focalización con guiones : eso viene implícito ,  "ahí pasamos ya al tercer escalón".
perífrasis de posibilidad:  podamos ser (2), podrán protestar (28)
marcadores de valoración personal: además  (10)
Hipérbole: innumerables cantamañanas (32)

El registro

El registro es una formula compleja que elige el hablante para comunicarse con  su interlocutor teniendo en cuenta la situación, el contexto, lo que pretendemos, la relación social que media entre los dos, a quién se lo decimos, etc. En este caso la comunicación se plantea entre el autor y los lectores de un medio de comunicación como es la prensa con el ánimo de entretener y convencerlos. Se le exige el registro estándar o medio, en el cual hay una planificación y un sometimiento a las reglas ortográficas, a la presentación, al espacio limitado y a una cierta estructura para desarrollar un texto argumentativo. En estas circunstancias está permitido, para atraer a los lectores, que el registro culto conviva con cierto registro coloquial, del cual encontramos los siguientes rasgos concretos:

léxico valorativo coloquial: cantamañanas (22)
plural inclusivo: utilizamos (25), podamos ser (2), pasamos al tercer escalón  (22)
referencia al yo dialógico en forma de "uno puede" (7)
Cierre indefinido: lo que sea (25)
Oraciones simples: Pero la cosa no acaba ahí (16), Darle difusión(18)
Expresiones coloquiales: Lo ponían de vuelta y media (3)

Palabras baúl: y eso  (5), eso viene implícito (15), la  cosa no acaba ahí (16), afectado por la cosa (19)
la cohesión semántica

         La cohesión semántica es consecuencia de la propia unidad con que ha sido concebido el texto. Al versar sobre un tema y una tesis concreta, es lógico que se desarrollen una serie de relaciones semánticas, que aquí se manifiestan:
Campos semánticos como:
·        profesionales mediáticos: columnistas periodistas, escritores (l. 25).
·        expresiones malsonantes: hijos de puta, tontos del culo, gilipollas, etc.
campos conceptuales como:
·        La prensa:,  correo, lector, suplemento, etc.
·        lingüístico: contexto, lenguaje, expresión.
·        Sinonimia: privada, particular
Antonimia: privado, público
Repetición: cáncer (6 veces), dolor (2)
Derivación: expresión, expresivo / gilipollas, gilipollez
Sinonimia correferencial: el comunicante, el lector


la deixis textual y situacional

La deixis es una forma de intensificar la unidad del texto mediante referencias internas al propio texto (la textual) y referencias a la situación comunicativa (situacional)
         En lo que se refiere  a la deixis textual podemos encontrar,
pronombres personales anafóricos: lo (l. 4)  y lo  (l. 12)por Javier Cercas
pronombres demostrativos: éste (l. 1) por el suplemento semanal,  eso ( l. 5) por usar la palabra cáncer, eso (l. 8) por el dolor propio, etc.
posesivos: su lenguaje (l. 12)
adverbios de lugar: ahí pasamos al tercer escalón (l. 22), pero la cosa no acaba ahí (l. 16)

 En lo que se refiere  a la deixis  textual podemos encontrar,
Espacial: España,(l. 29) , aquí (l. 1)
Temporal: hace poco, y los tiempos en presente de indicativo.
Personal:
·        La 1ª persona en el plural inclusivo: utilizamos (l. 25), podamos ser (l. 2), pasamos al tercer escalón  (l. 22) y bajo la forma  de uno puede comprender (l. 7)
·        La 2ª persona está en el plural sociativo ya mencionado y en la deixis social de calculen ustedes (25)

·        La 3ª persona está en Javier Cerca, el lector, los periodistas, la gente, etc.