martes, 12 de abril de 2016

Adivina a qué poemas pertenecen estas estrofas

en mi villa de olvido memorable
–mademoiselle Isabel–, pálida frente
de niño absorto entre los soportales...
 
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Si me muero, que no muera antes
de abriros el balcón de par en par.
Un niño, acaso un niño, está mirándome
el pecho de cristal.
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Es el otoño. Entonces. Caminábamos
hacia la cima. El mar en letra impresa.
Corto en palabras, pero en olas ancho.
Hacia las cinco de la tarde. Ortuella

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Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.

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y todo lo demás. Escribo y callo.
Yo nací de repente, no recuerdo
si era sol o era lluvia o era jueves.
Manos de lana me enredaran, madre.
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Traigo una rosa en sangre entre las manos
ensangrentadas. Porque es que no hay más
que sangre,
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Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
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Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte

Días de hambre, escándalos de hambre,
misteriosas sandalias
aliándose a las sombras del romero
y el laurel asesino. Escribo y callo.
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Llueve en la noche triste de noviembre,
el viento roza y moja los cristales,
y, entresoñando, escucho... Llueve, llueve
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Si me muero, que no muera antes
de abriros el balcón de par en par.
Un niño, acaso un niño, está mirándome
el pecho de cristal.
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sobre mi infancia colegial e inerme
(jugando con los chicos de la calle
reconcentrada y tímidamente).
Por Pagasarri trepan los pinares.
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Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

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y beata. (La virgen de la Cueva
que llueva, llueva, llueva). Barrizales
del alma niña y tierna y destrozada
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                                          Romper el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.

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Inconsolablemente. diente a diente,
vos bebiendo tu amor, tu noche llena.
Diente a diente, Señor, y vena a vena
vas sorbiendo mi muerte. Lentamente.


                 
Literatura:
- Sitúa estos versos dentro de su poema, libro, año de edición, etapa  y poeta al que pertenece., dando cuenta de las características de su métrica, estilo y significación del poema dentro de la biografía de su autor. (1 punto)